Un Mundial de pobreza
Las grandes multinacionales se apoderaron del negocio del fútbol, Mundiales, Copas Américas, Juegos Olímpicos, y los países anfitriones son un elemento más del cual se aprovechan estas empresas y Brasil 2014 no será la excepción.
En 1974, Joao Havelange accede a la cima de la FIFA , órgano rector del deporte mundial , allí al asumir dijo “ Yo he venido a vender un producto llamado futbol “, veinte años más tarde , en 1994 hablando en Nueva York ante hombres de negocios dijo “ Puedo afirmar que el movimiento del futbol en el mundo alcanza anualmente la suma de 225.000 millones de dólares facturados.
“El futbol es un producto comercial, que debe venderse lo más sabiamente posible y recordó la ley primera de la sabiduría en el mundo contemporáneo “Hay que tener cuidado con el envoltorio “.
La mayoría del mundo posee una mirada positiva en vistas a la llegada de una competencia de tan alto nivel como las organizadas por la FIFA o un Juego Olímpico. Brasil, que tiene una economía en crecimiento, afrontará el Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016. Las inversiones extranjeras, estarían dispuestas a aportar 32 mil millones de dólares para estas dos competiciones. El Ministro de Deportes, Orlando Silva, dice que esos dos futuros acontecimientos consolidarán a Brasil como "un país marcado por la diversidad, la tolerancia y la cultura de paz".
Seguramente que la llegada de estos mega-eventos traen consigo aspectos beneficiosos para el país organizador, como nueva infraestructura y turismo, entre otros. Pero… ahí es cuando debemos preguntar, es acertada la decisión de priorizar estos acontecimientos, estos negocios, cuando un país como el brasileño tiene 42,6 millones de personas en la pobreza, lo cual representa un 35% de la población del país?
Record de felicidad
En la revista Un Caño, el artículo “El mejor del mundo”, por Andrés Gómez Franco, se explaya sobre un grupo de nenes futbolistas del equipo Margatania que poseen un curioso record, no lograron una victoria en toda la temporada y marcaron un único gol.
Lo destacable de este equipo de chicos, que no tienen más de 12 años cada uno, es que a pesar de la mala temporada que tuvieron donde cosecharon 271 goles en contra y un gol a favor (conseguido en el último partido) los integrantes del mismo se divierten y a pesar de las derrotas, la moral la tienen bien alta.
El baño de amateurismo que estos jóvenes le imprimen a su actividad les permite disfrutar del juego, sin importar el resultado. En este ambiente en el cual se mueven estos pequeños muchas veces está viciado de árbitros que abusan de su autoridad, de padres que, a través de éstos encuentros, se descargan de sus tensiones de la semana o de dirigentes que exigen en demasía. Todos estos personajes que rodean a los chicos los someten a una presión que convierte al juego del fútbol en un sufrimiento dentro de la cancha.
A diferencia de los profesionales que buscarían la victoria y los goles, los chicos tienen un objetivo amateur y es el de “jugar para divertirse” como señala uno de ellos. El equipo no practica en la semana, pierden todos los partidos pero sin embargo los padres apoyan incondicionalmente y el entrenador de Margatania está firme en su cargo. En contraposición al fútbol profesional actual que los directores técnicos tienen plazo hasta el partido siguiente y su continuidad depende del resultado que se logre. Otro punto que diverge del profesionalismo es que el equipo aumentó su número de hinchas en España y en otras partes del mundo. Estos niños catalanes no se quiebran por los malos resultados deportivos y le ponen buena cara a las derrotas recibidas.
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