La
pasión, los hinchas y hasta el fútbol muchas veces no tienen
lógica. Todo lo que alguna vez fue destacado y superior, en algún
momento tuvo que ser normal y monótono para generarse ese llamativo
nivel superlativo. Quizás eso es lo que le está ocurriendo a River.
Sin querer vaticinar un panorama negro... podrá el millonario volver
a llenar de buen fútbol los ojos de propios y extraños?
La
vorágine de este deporte no permite relajarse en los títulos
conseguidos y en aquellos que endulzaron el oído de todo el mundo
rojo y blanco a lo largo del 2014. De afrontar ese 2014 de ensueños
al bajón lógico de este 2015. Aquellos que posicionaron al equipo
formado por Gallardo, y sí repito EQUIPO formado por el DT como uno
de los mejores de la poderosa historia millonaria. En octubre de
2014, Rodolfo D´onofrio sentenciaba “este es el mejor equipo de
River que vi en mi vida”. Flor de elogio para un plantel que recién
cumplía 4 meses comandado por el ex DT de Nacional de Uruguay. El
cierre de año le daría la razón (para muchos) al presidente de la
entidad ya que en las vitrinas del museo riverplatense habría una
nueva copa internacional, de las que no abundan por Núñez, la
Sudamericana.
“Para
saber hacia donde vamos hay que saber de donde venimos” dice la
frase. De esto viene River, de sumar título seguido de otro título.
El Torneo Final 2014 y la Superfinal con Ramón Díaz y las copas
Sudamericana 2014 y Recopa 2015 con Marcelo Gallardo. Un plantel
aburguesado y sin motivación? saciado ya de consagraciones? No lo
creo porque en el horizonte está la Copa Libertadores. La obsesión
se presentó en un momento que el “millo” estaba dulce, que en
los mano a mano de la Sudamericana no perdió nunca, ganó ocho y
empató los dos restantes.
La
máxima competencia a nivel continental por estos pagos le hizo un
guiño en el sorteo inicial al club con más títulos locales de
Argentina. Tigres de México, San José de Bolivia y Juan Aurich de
Perú, equipos con poca (casi nula) historia en torneos
internacionales aparecieron en el camino... pero la altura de Bolivia, el césped sintético de Chiclayo en Perú y en mayor medida el desacople futbolístico fueron un golpe a la
ilusión. Un punto de seis como visitante y sin haber enfrentado (a
priori) al conjunto más duro del Grupo 6 en San Nicolás de los
Garza, México.
Ya
en el pasado cercano, las desaprobadas actuaciones en la Libertadores
fueron sumadas al flojo inicio del extenso e inédito torneo local,
2-2 con Quilmes y Unión (como local) y 3-3 contra Arsenal. Nueve
puntos de 15 posibles. El paso de los meses muestra un River en
retroceso, tanto en materia de fútbol como en resultados. La
eficacia defensiva que brindaba un equipo, que con el afán de atacar
quedaba parado mano a mano, ya no es la misma por bajos rendimientos
individuales que afectan al sistema defensivo colectivo. La presión
alta con recuperación de balón tan elogiada no se ha visto en lo
que va del año por no lograr una posesión de balón activa y en
campo rival. La precisión en velocidad tiene una escala más lenta
por la falta de movilidad. Ya el equipo ganador y que salía de
memoria: Barovero; Mercado, Maidana, Funes Mori, Vangioni; Sánchez,
Kranevitter (Ponzio), Rojas, Pisculichi; Mora y Gutiérrez empieza a
sufrir variantes. Todo en vista de “volver a ser”...